lunes, 29 de febrero de 2016

Hoy os quiero contar estrátegia de equipo

Mi pasión por el deporte y mi persistencia me habían servido para convencer a la dirección del colegio a participar en aquellos juegos escolares y ahora me encontraba allí, en aquel vestuario para afrontar nuestro primera partido, con un equipo bastante peculiar, un grupo de chicos que nos habíamos reunido únicamente dos días antes para entrenar, por nuestra cuenta, porque ni siquiera teníamos a nadie que nos guiara.
Un par de nosotros llevábamos algunos años jugando en las ligas comarcales y pretendíamos inculcar nuestra pasión al resto de compañeros del colegio.
Técnicamente nunca fui un niño habilidoso con el balón, aunque sabia leer los partidos, estudiar a los rivales y dosificar el partido, aún siendo un goleador nato, nunca fui técnicamente bueno, si algo destacaba de mi, más que mi juego, era la iniciativa, el tomar decisiones y generar el entorno para que fluyeran las ideas y las jugadas en equipo. Me encantaba sobre todo planificar jugadas extrañas a balón parado.
En aquel grupo de chicos, aproximadamente la mitad no habían jugado nunca un partido de futbol siguiendo el reglamento y en un campo de dimensiones oficiales.
Lo teníamos un poco complicado para salir de allí sin un saco de goles que acabara con la ilusión que nos había llevado hasta allí.

Lo primero que se me ocurrió fue preguntar, sabia que yo solo no podía darle la vuelta a aquella situación. ¿Qué hacemos? ¿Cómo jugamos?

Yo conocía perfectamente a todos los jugadores del colegio rival, todos estaban en la liga comarcal y algunos eran técnicamente de los mejores, destacaban por una defensa muy organizada y fiable.
"Deberíamos hacer el cerrojo" era una de las ideas que salió de aquel vestuario,  la idea no era mala, podíamos defender y defender, perderíamos pero no nos golearían.

En nuestro equipo la mitad podíamos afrontar aquel partido de igual a igual, con mayor o menor dificultad, pero la otra mitad se enfrentaban a lo desconocido.

Volví a preguntar, una y otra vez, ¿Qué hacemos?, ¿Cómo jugamos? y cada uno iba diciendo la suya, había respuestas de todo tipo, reíamos por no llorar, pero teníamos claro que queríamos sacar aquel partido adelante, si algo queríamos era hacerlo lo mejor posible y lo íbamos a intentar.

Ya lo tengo, grité, podemos ganar, cogí la tiza y me fui a la puerta del vestuario.
Se hizo el silencio, dibujé una M en la puerta y dije en voz alta los nombres de los dos que jugábamos aquel tipo de partidos habitualmente y tres que técnicamente jugaban bastante bien, cada uno sabia en que vértice de la M tenia que jugar, era su posición habitual en el campo.  Sobre la M dibujé una W con tiza roja sobre la M blanca y les dije al resto: "cada vértice sois uno de vosotros, memorizar esta posición en el campo, intentar estar siempre ordenados y mantener siempre a vuestro alrededor estos compañeros y no otros, buscar siempre estar rodeados por los compañeros que en el dibujo están a vuestro lado y no otros".
Cada uno de aquellos chicos, tenia gracias a esta posición uno de los mejores a cada lado y otro atrás, todos estaban arropados y por tanto podían sentirse seguros, ellos sabían que sus compañeros eran técnicamente mejores y si los tenían cerca, sólo tenían que pasarles el balón lo más rápido posible y estar ahí para apoyarles.
Me quité el brazalete de capitán y se lo entregué al chico que había decidido jugar más en punta, y que técnicamente era el menos preparado,  tu serás el capitán le dije. Encárgate de que todos mantengamos nuestra posición en el campo, dirige como si estuvieras en un portaaviones, no dejes de señalizar, gritar y mandarnos a todos donde debemos colocarnos, no te preocupes del balón, si diriges bien ganaremos.

Hace casi cuarenta años de aquel partido y lo recuerdo siempre con una sonrisa, éramos muy inferiores a ellos y conseguimos empatar a uno, aquel chico no paro de dirigir y gritar en todo el partido corriendo de arriba a abajo, con los dos mejores defensas del otro equipo completamente pegados a él. Jugábamos con la ventaja del desconocimiento, ellos no le conocían, el hecho de ser el capitán y su ímpetu dirigiendo el partido, fue más que suficiente para hipotecar sus mejores defensas en un marcaje férreo.
Defendimos como locos, y sobre todo jugamos en equipo, arropándonos y manteniendo el orden, sólo llegamos una vez a la portería contraria, pero fue suficiente.
Aquel empate fue una de las mejores victorias que recuerdo, sobre todo lo pasamos genial y nos dio moral para continuar con ilusión jugando el resto de partidos. Después fue más fácil, el equipo fue adquiriendo técnica individual y ganando en cohesión. Perdimos bastantes partidos, ganamos alguno, pero disfrutamos aprendiendo y divirtiéndonos en todos.

De aquel partido me quedo con la importancia de la estrategia y con el saber escuchar, aquellas ideas salieron de mi cabeza tras procesar todos los comentarios de mis compañeros, riendo con las paridas, valorando cualquier idea y animando a generar más, jamás se me hubiera ocurrido todo aquello si no hubiera preguntado al equipo una y otra vez ¿Qué hacemos?

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