lunes, 16 de mayo de 2016

Hoy os quiero contar el valor de los valores

Era, sin duda un renacuajo, cuando oí por primera vez el nombre de aquella mujer que había venido a visitarnos, quizás la había visto antes, pero nunca había deparado en su nombre, quizás porque yo estaba mucho más interesado en mis indios que en la gente que venia a visitarme.
Aquel día, sin embargo, no puede contener mi curiosidad de preguntar, ¿ Digna es un nombre?, mi abuela me puso la mano en la cabeza mientras me decía; " Dignidad, su nombre es Dignidad. No olvides nunca ese nombre, cuando seas mayor será importante que lo recuerdes y sepas bien su significado".
Aquel día pasó y seguí con mis juegos, mi cole, mis amigos, mi balón, y mi colacao durante unos cuántos años hasta hacerme mayor.
Casualmente, o quizás no, mi primer trabajo me vino recomendado por aquella mujer, doce años más tarde me iniciaba en el mundo laboral, simplemente por que ella, en agradecimiento a mi familia, se había acordado de mí al ver una vacante en la empresa donde ella prestaba sus servicios de limpiadora.
Para entonces, estaba a punto de realizar los exámenes de la selectividad, y el significado de dignidad aparecía con fuerza en clases de filosofía y en latín. Posteriormente me encontré con el vocablo dignidad vinculado a las personas como eje central de toda una declaración de derechos humanos. Mi abuela, que no había ido al colegio y que podía haberme contando cualquier chisme a mis cinco años, me marcó el camino, un camino que poder seguir libremente, el de vivir y crecer como una persona digna. Su origen, y su significado de valioso,  convierten, desde mi punto de vista, la dignidad no en un valor importante, sino en el valor. Al final no es más que su significado, por tanto, me lo apropié como el valor de los valores, aquel que aparecerá como mediador ante cualquier crisis o confrontación ante una decisión donde haya conflicto de intereses, dudas entre lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto.

Que mejor decisión ante un dilema, que actuar libremente con dignidad.

Que mejor ejercicio para el descanso de tu conciencia que actuar con dignidad, dando valor a tu persona y valorando al resto como lo que son, seres humanos.

Hoy en día, puedo entender muchas de las actuaciones de personas de mi entorno, de ese mundo lleno de tramposos, de los que conviven con la corrupción, delincuencia, faltas de respeto, odio hacia los demás, puedo entender lo que no comparto, soy consciente que al igual que yo, muchos son libres de elegir otro camino, de elegir otros valores y vivir sin dignidad justificando lo injustificable, allá ellos con su conciencia. Lo que si me preocupa, y cada vez más,  es que se ataca la dignidad de los demás, porque hay gente muy valiosa, que no puede seguir su camino.




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