miércoles, 11 de mayo de 2016

Hoy os quiero contar historias de un superviviente

Hoy he querido brindar un homenaje a uno de esos ciudadanos de a pie, de esos que pasan desapercibidos para las grandes masas, que mantienen intactos sus valores y que han sobrevivido desde la humildad, aprendiendo y formándose como persona a través de la experiencia, sin medios ni posibilidades, sin conocer la universidad, pero que acaban siendo catedráticos de la vida.
La primera vez que coincidí con él estaba construyendo la que posteriormente seria su casa, aunque ejercía de camarero, su profesión anterior había sido albañil, aunque no la única.
Mi padre siempre me había hablado de él como el mejor talador,  jefe de colla en la extracción del corcho. Sin duda, los que le conocemos más a fondo destacamos como una de sus principales capacidades su habilidad disparando, quizás su desconocimiento de los canales de promoción, la falta de acompañamiento o tal vez su falta de ambición, le llevaron a priorizar su amor por la familia y  no le acercaron al mundo del deporte y a la alta competición. Su falta de recursos económicos derivaron en que jamás se planteara el tiro como un posible medio de vida, él había aprendido a disparar sabiendo que no podía permitirse fallar, no tenia margen de error, necesitaba tener éxito para que su familia pudiera comer y esa necesidad le había convertido en un tirador excepcional. Ya de bastante mayor, le vi desbancar a un campeón de Europa en una tirada al plato en las fiestas populares, los dos hacían pleno en ambas rondas, mostrando una gran diferencia en cuánto a su forma de afrontar la competición. Mientras el joven campeón disparaba su segundo tiro al trozo mayor en las ocasiones que acertaba en el primer disparo, él alargaba el tiempo antes de disparar, asegurándose para no fallar, tal y como tenia interiorizado, acostumbrado a no malgastar una oportunidad y a ahorrar munición.
El Tira le llaman sus amigos, sus familiares y la guardia civil, en tiempos difíciles fue furtivo, también guarda forestal, talador, campesino, comerciante, distribuidor de medicamentos, concejal, emigrante, camarero y albañil entre otras profesiones que ha desarrollado para sobrevivir, pero si algo le caracteriza es que ha sido un gran maestro. Cualquiera que le haya conocido, seguro que ha aprendido algo. Hoy que he decidido homenajearle con este modesto post, quiero recordar principalmente la época que compartí con él, siendo yo un niño en la finca de Navamuelas, donde aprendí aquello que no está en los libros, reforzando mis valores y reforzando mi autoestima.
Con algo menos de once años aprendí de su mano a madrugar y ganarle la partida al sol. Ver amanecer es muy enriquecedor, pero desde que clarea hasta que el sol despunta, la naturaleza se está despertando, es más fácil cazar, pero también es la mejor hora para bañarse, para encontrar setas, para ordeñar, almorzar huevos recién cogidos o para hacer pan, la calor no molesta y hasta el viento parece que descansa.
De su mano aprendí a caminar en silencio, a observar, a tener paciencia, y a base de perderme incluso llegué a aprender a orientarme. Conseguí a diferenciar cada uno de aquellos cerdos, aprendí el nombre de cada una de aquellas gallinas que el primer día parecían iguales. Aprendí sobre todo que las necesidades no son reales, que las creamos nosotros. Jamás pensé que pudiera estar dos meses en plena naturaleza, aprendiendo y disfrutando sin mi balón de futbol, sin mis patines y sin mis amigos, aprendí que para ser feliz, se necesita muy, muy poco, o quizás mucho, salud, agua, amor de la familia y creatividad.
Pero también me enseño una sencilla receta de cocina, que hoy os quiero plasmar aquí, para que sepáis como es una persona sencilla, creativa y práctica.
Basta con que cojáis un pimiento rojo bien grande, cortéis la parte superior, y lo vaciáis.
En su interior introducís una codorniz limpia, añadiendo algo de sal y un poco de mantequilla, colocáis de nuevo la parte superior, cerrando totalmente el pimiento. Se coloca al horno, fuego medio 20 minutitos y tal y como un día el Tira me dijo, no sabrás que está más sabroso, si la codorniz o el pimiento.

Buen provecho

2 comentarios:

  1. Se te olvidó mencionar que también aprendiste qu no hay que beber leche directa de la ubre de la cabra sin herbirla jejejeje

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  2. Se te olvidó mencionar que también aprendiste qu no hay que beber leche directa de la ubre de la cabra sin herbirla jejejeje

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