Allí estaba, desbordante de energía, mostrando toda su belleza contenida, invitándome a formar parte de ella.
Había aparecido de la nada, inesperadamente y no, curiosamente cuando esperas algo así y sientes que es el momento, el olor del mar se intensifica, puedes oír por debajo de tu frecuencia, se te anuda el estómago y todas tus sensaciones se fusionan, cuando aparece, sabes perfectamente que es tu momento, no puedes pensar, te elevas como en un sueño y te dejas arrastrar por su fuerza y saboreas cada instante o asumes que no estás preparado, y contrario a tu deseo retrocedes y contemplas su belleza mientras respiras intensamente sabiendo que desaparece para siempre, sabiendo que no volverá y que tampoco podrás jamás olvidar un momento así.
Las olas no vienen para quedarse, duran muy poco si las observas, las has de coger para que se hagan eternas, para vivirlas intensamente y perder la noción del tiempo alimentándote de su fuerza.
El resto de maravillas, personas y experiencias tampoco aparecen para quedarse eternamente, si te limitas a observarlas, las verás pasar rápidamente ante tus ojos, cuando tienes la oportunidad de vivirlas, de parar el reloj si las vives intensamente mientras tus emociones te superan.
Ohhhh me dejas sin palabras, eso es disfrutar al máximo del momento.
ResponderEliminarPor eso yo, disfruto leyendo lo que escribes.
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ResponderEliminarGenial tu descripción! Si tuviste la oportunidad de practicar surf.... Todo eso se intensifica..... Lo mismo con cada encuentro que tenemos con el otro! Impecable como siempre ;)
ResponderEliminarGracias Natalia por tus palabras desde tan lejos y a la vez tan cercanas. Como siempre me algra saber de ti, un abrazo.
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